jueves, 1 de octubre de 2009

FRíO. Oswaldo Pérez Cabrera.

En la última estación espero por Frío. En este último resquicio del poblado sólo existe el sopor. La ausencia de gente lo enfría todo. La nausea se explaya por mi nariz. Con la piel descarapelada la sal se resiste al do sostenido. El caparazón se resiente con las astillas climáticas. Las burbujas se convierten en piedras pomez por la atmósfera pesada. Frío se disfraza de herida, me dispara despiadadamente, pero ya la costra que cargo es gruesa, cubre mi corazón hecho de diorita. Una coraza endémica en la bioma de mi imaginación. Frío es una mujer, hermana gemela del amor, coquetea con los paseantes que a veces llegan a la estación abandonada recubierta de herrumbre. La guerra ha pasado por aquí, donde antes habían abetos verdes y frondosidades, en donde la democracia era ejercida por mamíferos de cuatro patas. Frío llega fumando cigarrillos de sentimientos secos, la desolación es su compañera, me guiña un ojo como invitándome a
seguirla, me seduce con su famélica mirada. Sé que sí sucumbo ante sus designios, ni la coraza bioquímica plástica podrá salvarme de la congelación hemofílica. Frío me recueda las pérdidas. Octubre siempre llega lleno de pérdidas, siempre llega gélido. Será porque el verano da un poco de esperanza a los habitantes de las zonas conflictivas. Pero al desvanecerse éste se va la fe de tiempos mejores a los pocos que quedamos en estas latitudes. Espero por Frío porque sólo ella me podra dar satisfacción carnal, aunque sea algún resquicio de calor podré rescatar antes de quedar hipotérmico, tal vez algún rayo de luz mortecina logré difuninar el grueso de la niebla que arropa la estación. La meditación viene acompañada de un sinfín de imágenes de mi vida; cuando había calor, cuando existía el sol, los amigos, los familiares, las amantes, el ataque a las torres y las piernas que me resguardaban antes de partir un octubre como el de
hoy. La llegada a tierras extrañas, el agua, las olas de mar, los humos que se fueron apoderando de las capas terrestres impidiendo que sol nos alimentara, las bombas que se hiceron el pan diario de nuestros lamentos. La religión que se convirtió en detonante y grito de guerra. Maldita sea nuestra estampa.

Frío llega despampanante, vestida de carmín, cadenciosa adivino su silueta que se va dibujando entre la niebla junto a la máquinaria impresionante del tren. El último que llegó. El último que alcanzo a salir a estas regiones desamparadas, las primeras que se congelarán, pero las últimas en contaminarse mortalmente. Preferible morir congelado que envenenado, el sueño llegará sin mucho dolor. Ya veo la palidez de Frío, su sonrisa delgada apenas imperceptible. Nos conocemos, pariente de la Muerte que tantas veces visita la tierra diariamente. Amante fugaz y despiadada cazadora. Frío tiene una lágrima congelada en su cara producto de su última sensación humana. Ahora cristaliza su alma en jirones que parecen estalactitas, tundras en el corazón. Yo quisiera estar sentado sobre la luna con un vendaje sobre mi cabeza, vino barato y cigarrillos convertido en luz azul colándose por las rendijas de los hoteles de paso, describiendo amores cursis y
amoríos de barro. Si algo de eso existiera todavía en el sur. Frío me toma de la mano, nosotros también tenemos una historia de amor marcada por la distancia entre nuestros sexos. Hacemos el amor con nuestros dedos. Macilentos caminamos hacia el bosque abandonado, petrificado por el permafrost ácido y recubierto de nubes de betún, cúmulus desinflados que tapan la visión de tiempos antiguos. Me siento a su lado sobre un lago congelado esperando a que llegue el final. Espero de piernas cruzadas con su esquelética mano entre mis muslos. Espero fríamente. Inmóviles. Y hace frío.


Oswaldo Pérez Cabrera:
Escritor mexicano residiendo en Vancouver British Columbia, Canadá. Colaborador de diversos medios y Director of La Vanguardia de Vancouver, periódico de corte cultural y político.
Conductor de radio con el programa The Morning After Show Radio show en CITR www.citr.ca cada Martes a las 1130 AM Vancouver. Creador de innumerables proyectos culturales como Ediciones del Vórtice, festivales de cine, festivales de música (Yucafest, Electronic French pop festival, etc). Viajero incansable y experimentador de ilusiones, dador de sueños, crítico mordaz y surfer de fantasías.

No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Las opiniones y los comentarios emitidos en este blog por las personas que en el mismo colaboran, son emitidos, todos ellos y en cualquier formato, a título personal por los diferentes autores. Este blog no suscribe ni secunda necesariamente cuanto en él se exprese.



La Fanzine en Facebook