martes, 26 de febrero de 2013

El bígamo. Enrique Arias Vega

Llevaba siete años practicando una doble vida. No había simulación alguna en ello pues amaba a Berta. Y lo demostraba cuando estaban juntos. Igualmente adoraba a Susana y también procuraba hacerla feliz.
Él se definía a sí mismo como un tipo familiar, hogareño, incluso conservador. No tenía aventuras extramaritales ya que estaba casado con las dos mujeres. Y ninguna de ellas conocía la existencia de la otra.
La única carencia en su vida afectiva era la ausencia de hijos. Berta había estado embarazada una vez, casi al comienzo de su matrimonio, pero había abortado de más de cinco meses, cuando él se hallaba fuera de Madrid, precisamente con Susana. Había regresado justo para el parto y se encontró con el drama. Su mujer, todavía delicada e hipersensible tras el funesto hecho no le formuló, sin embargo, ningún reproche. Era una magnífica compañera, incluso en la distancia, y Juan se lo había agradecido mostrándose desde entonces aún más cariñoso, si es que eso fuera posible.
Su otra esposa quizás era más dulce, pero menos expresiva en sus afectos. Juan, sin saber muy bien porqué, lo atribuía a su condición de catalana. O quizá fuese debido a sus constantes y largos viajes como azafata. Por eso, también, no habían tenido hijos, aunque hablaron de esa posibilidad al comienzo de su relación. Hace tiempo que habían dejado de hacerlo.
Juan acababa de despedir a Susana en el aeropuerto de El Prat. Lo hacía habitualmente. Se trataba sólo de un pequeño detalle, casi banal, pero le agradaba la repetición de aquel ritual. Ahora se encontraba solo en casa, bebiendo un güisqui y mirando distraídamente la foto enmarcada de su mujer con su amiga Greta colocada sobre una mesita del cuarto de estar, cuando sonó el teléfono.
Se trataba del director general de su compañía. Tenía que volver de inmediato a Madrid, pues se había producido un problema informático de mil narices que debía resolver él, personalmente.
No le gustaban los cambios bruscos en su rutina ni las improvisaciones. Era una persona metódica que se basaba en el estricto rigor de sus hábitos: medio año en la central de Barcelona, con episódicos viajes a las oficinas del este y del sur de la península, y otro medio en la delegación de Madrid, con sus correspondientes desplazamientos a las sedes del norte y del oeste de España. Es decir, seis meses en el ámbito familiar de Susana y otros seis en el de Berta.
No le llamó a ésta a Madrid para explicarle el cambio de planes. No estaba seguro, ni siquiera, de si debía ir a verla. Berta era tan organizada y tan precisa como él, con sus guardias en el hospital, su horario prefijado de atención a los enfermos y su planificación a largo plazo de las intervenciones quirúrgicas. Cualquier modificación en sus pautas de conducta, él lo sabía perfectamente, la perturbaba.
Se habían conocido cuando Juan hubo de someterse a una simple operación de apendicitis y se enamoraron rendidamente, de inmediato. Sonrió al recordarlo. No tuvo que hacer trampas entonces con el papeleo pues aquel fue su primer matrimonio. El segundo, con Susana, se produjo casi tan rápido como el otro. Con tan escaso intervalo de tiempo entre ambas bodas, que pudo utilizar los mismos papeles. Como no había falsificado los documentos, en sentido estricto, se decía a sí mismo que lo suyo no era un fraude, que no había cometido ningún delito.
A Susana la conoció en un insólito viaje transoceánico. Hablaron largo y tendido durante el trayecto y al llegar a Bogotá, donde le había enviado excepcionalmente la empresa a realizar unas gestiones concretas, se casaron. “Eres exactamente el hombre que estaba buscando”, le dijo Susana, por toda explicación. Lógicamente, él no iba a contarle que ya estaba casado. Así que omitió el detalle.
Llegó a Madrid sumido en estos placenteros recuerdos y al ir a tomar un taxi vio a su mujer, o sea, a Berta, subir a un coche con un tipo a quien miraba toda acaramelada. Lleno de estupor, sólo le dio tiempo de decir al taxista, como en las películas: “Siga a ese coche”.
Tras el pasmo inicial, ya ni le sorprendió que ambos vehículos se parasen ante el que era su domicilio madrileño. Mientras se bajaba del taxi fue visto por la horrorizada Berta quien se repuso al instante y, tras musitar algo al oído de su acompañante, se dirigió rápida y enérgica hacia él.
Le dio dos sonoros besos en las mejillas y antes de que pudiera reponerse le dijo: “No montes ninguna escena. Y menos delante de mi marido y de mis hijos”. “¿Tu marido?”. “¿Tus hijos?” Acertó a formular las frases a duras penas, mientras por encima del hombro de la mujer veía salir del coche a un niño de unos cinco años y una niña de dos. Palideció al comprobar, a pesar de la distancia, el parecido de aquellos niños con él mismo.
No armes ningún alboroto”, seguía diciéndole una desconocida Berta, fría como un témpano: “Roberto cree que son hijos suyos”. “O… o sea —balbució Juan—, que aquella vez no hubo tal aborto…” “Ya ves —le respondió su mujer, con una mueca maligna—: tus prolongadas ausencias han dado de sí para que yo pudiera parir varios hijos sin que te dieses cuenta”. “Pe… pero, ¿tu marido, dices?”. “¿Qué te crees? —rió ya francamente la otra— ¿Que eres el único en tener una doble vida, con dos cónyuges y dos familias?” “¡Así que sabes lo de Susana!”. “Claro que sé lo de Susana y también con quién te engaña”.
Minutos después, el hundido y avejentado bígamo llamaba a la puerta de la habitación 112 del Hotel Wellington, al comienzo de la calle Velázquez, tal como acababa de decirle Berta. Una esplendorosa Susana, radiante de amor y sexo, que él creía volando hacia Nueva York, le abrió la puerta antes de quedarse petrificada por el asombro. Por su parte, Juan, anonadado, vio en la cama al fondo de la habitación, apenas cubierta por una sábana, a Greta, la inseparable amiga de su mujer, con la que él suponía que se entretenía durante sus ausencias, pero, eso sí, de una forma bien distinta.


De la enciclopedia digital WIKIPEDIA:

Enrique Arias Vega, periodista y economista bilbaíno, diplomado en Stanford (USA), lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundo, de Nueva York.
Entre otros cargos, ha sido director de El Periódico, de Barcelona, El Adelanto, de Salamanca, y la edición de ABC en la Comunidad Valenciana, así como director general de publicaciones de Grupo Zeta y asesor de varias empresas de comunicación.
En los últimos años, ha alternado sus colaboraciones en prensa, radio y televisión con la literatura, habiendo obtenido varios premios en ambos menesteres, entre ellos el nacional de periodismo gastronómico Álvaro Cunqueiro (2004), el de Novela Corta Ategua (2005) y el de periodismo social de la Comunidad Valenciana, Convivir (2006) y el de casco histórico Compostela Monumental (2011).
Sus últimos libros publicados han sido sendas compilaciones de artículos de prensa: España y otras impertinencias (2009) y Valencia, entre el cielo y el infierno (2008), así como otra de relatos cortos: Nada es lo que parece (2008). Es autor, también, entre diversas obras, de la novela El Ejecutivo (2006), de la que ya van publicadas tres ediciones, de Ir contra corriente (2007) y de una antología de semblanzas bajo el título de Personajes de toda la vida (2007).

lunes, 25 de febrero de 2013

Dedicado a los países víctimas del imperialismo. Héctor Maurel Botella, "Héctor Thewolf"



en el invierno me escondo

denuncio genocidios a países pobres
por combustible y miles de millones de euros

y de las televisiones no me creo su demagogia
que se basa solamente en ladrar y más ladrar

ya hace tiempo que estoy muerto
la verdad fue la causa de mi fallecimiento

no me hace falta ser comunista
para ver que poderosos juegan con vidas
por ampliar su bienestar

fui un niño y nadie me escuchó
ahora crecido intento coger fuerzas
para no coger las armas
y a poderosos asesinar

de la gente con que me rodeo
no me lleno

por lo menos intento hacerles pensar
en algo más que en discotecas

pero sus mentes son vacías
y la mía ninguna mujer la llena

con poco más que diecinueve
estudio como no trabajar

Ylenia es una chica
que murió quemada
en una fábrica textil en Tailandia
para que luego compres las camisetas sin pensar

empresarios la explotaron
con pésima seguridad
ante un posible accidente laboral

es como si yo mañana tuviera
un accidente viajando
y la justicia no me hubiera amparado

en este mundo cuenta solamente el beneficio económico
antes que un caluroso abrazo
que pocas veces he recibido

es triste que nombres la palabra revolución
y no denuncies que haya gente por pensar
en las mazmorras del estado español

pido la libertad de Palestina
pido la libertad de Alfon

hace un año solo pensaba en mi nabo
por lo menos a alguien quería agradar


pero puse fin a actuar como un hipócrita
y acabé sumido en los brazos de la soledad

a mi alma gemela
tú no estás loca, los locos son ellos

sin paz en el mundo
somos ratas de laboratorio

dejados en manos
de la codicia y el egoísmo

armados de la verdad
y el amor

aunque me levanto cada día
y me pregunto:

si al menos el suicidio
me salvaría de vivir amargado.






Me llamo Héctor Maurel Botella, alias Héctor Thewolf, soy de Valencia y soy activista disidente de España. Actualmente estoy grabando una maqueta de 10 canciones con contenido de ámbito político-social. Empecé a escuchar rap, hip hop, comenzando por Eminem, después Porta y más tarde Nach y grandes del panorama hip hop Español, aunque se puede y se debe decir que mis canciones las inspiran poetas como Aitor Cuervo Taboada, raperos como Pablo Hasèl o la música combativa de Silvio Rodríguez.

El pórtico iluminado. Ericka Volkova


A Sonia Guerrero

maternal instincts. 



Conduje buena parte de la noche llegando a casa de madrugada. Andrea había insistido en acompañarme pero preferí que no lo hiciera. Deseaba realizar solo el viaje y cerrar lo que había dejado inconcluso antes de marchar, mucho de lo cual ya no podría hacerlo; culpas ajenas y propias que debía subsanar, distancias que entre ambos se habían acrecentado día a día, diferencias por posturas radicales en ambas partes que no supimos conciliar, ¿y cómo hacerlo, si en esos días no podía si quiera conciliarme conmigo misma? En cierta medida, comprendía la postura que mi padre había adquirido, pero no por ello le llegué a entender y mucho menos aceptar. Si tan sólo hubiera escuchado mis motivos, comprendiéndome sin pedirle su aceptación absoluta, bastando solamente con uno de ellos para acercarnos. Pero esos "tan sólo" en ello quedaron, en solos tan sólo que había expresado tantas veces en mi adolescencia.

Apagué las luces del auto, estacionándolo fuera del garaje para bajar la maleta de la parte trasera y dirigirme a la puerta de entrada. El pórtico se encontraba aún iluminado, mi madre siempre lo dejaba encendido cuando esperaba el arribo de alguno de los dos. Al ingresar a casa debería apagarlo, la otra lucecilla estaría encendida y ella seguramente la dejaría así. En cierta manera, yo mismo la hubiera dejado encendida, apagando el interruptor para que la bombilla dejara de iluminar.

Dejé la maleta a un lado de la puerta de entrada y, depositando las llaves del auto y de la casa sobre la mesilla del vestíbulo, me miré al espejo; nada en particular llamó mi atención, observándome más como instinto reflejo de un recuerdo adolescente que para mirarme con el anhelo paternal de un cambio evolutivo que no hubo de aparecer.

- ¿Has cenado algo? –comentó mi madre a mi espalda, volteando mi cuerpo para mirarla sentada a un extremo del vestíbulo. Ella me observó con detenimiento y, con su gesto afable de antaño, me invitó a acercarme-
- No, he venido conduciendo sin parar, en realidad no pensé en ello –contesté entre susurros al acercarme. Mientras lo hacía, me despojé de la chaqueta que traía puesta para dejarla sobre el respaldo de uno de los sofás y sentarme a su lado.
- ¿Cuándo lo has decidido completamente? –preguntó
- Sabes que no es cuestión de decidirlo o no. Lo hemos platicado muchas veces –respondí ya un tanto cansado.
- Te quiero a vos mañana en el funeral, no a ella.
- No te preocupes, al hacer la maleta puse un traje oscuro, uno de chico si es lo que deseabas saber.
- ¿Y el pelo, que harás con el pelo?
- Utilizaré gel, y sí, ya sé lo que estás observando. No te preocupes tampoco por ellas: las vendaré. Con la camisa y el saco del traje nadie las notará. Mañana seré el "perfecto chico de papá"
- No hables de esa forma. ¿Ni siquiera ahora puedes mostrar un poco de respeto? –preguntó molesta.
- Sabes que no es por faltarle al respeto. Me gustaría que al menos una vez te refirieras a ella por mi nombre.
- Ya te lo he dicho. No la quiero mañana en el funeral, te quiero a vos.
- Ericka, madre, llámala por mi nombre: soy Ericka.

Esa noche de duelo la permanecimos sentadas en espera del amanecer. Poco más fue lo que conversamos, dejando languidecer el tiempo al igual que los reclamos y ansiedades que ambas reprimimos. No comprendo por qué lo hicimos de esa forma. Pudimos haber optado, ahora que finalmente nos conocíamos, por volcar nuestras emociones la una contra la otra, y, en lugar de ello, optamos por callar y esperar a que el nuevo día se presentara para sepultar algo más que el cuerpo de mi padre.










Ericka Volkova nació en México D.F. en 1982. En ese mismo año, se traslada junto con sus padres a Europa del este en donde trascurre la mayor parte de su vida, descubriendo que la sexualidad no es quien la define, pero sí quien la etiqueta. De profesión ingeniera, ha combinado su labor literaria en algunas compilaciones impresas y varias publicaciones electrónicas haciéndolo bajo distintos seudónimos. En la actualidad se encuentra desarrollando la novela autobiográfica Corvus: del azul al rosa y mantiene activo un blog sobre prosa poética con temática principalmente lésbica y transexual.

Desengaño. Rufino U. Sánchez.


Cada mañana una verdad para empezar el día.
El espejo nunca miente.
Que eras guapo, lo habías soñado.


 Desengañado.
Ahora lo sé todo.
Ella no era una princesa y nuestra casa no era un castillo.
De haberlo sabido antes, hubiera actuado en consecuencia.
Ahora es tarde.
La verdad sobrevenida me ha dejado sin sueños, sin castillo y sin princesa.
Ella simplemente era una interesada en dormir cada noche en este soportal bajo mi cartón.
No me di cuenta de que simplemente vivía en un sueño.
El único consuelo es que esas noches, me dio su calor.



domingo, 24 de febrero de 2013

PUERTO DE VALPARAÍSO. Alejandra Basualto




Un hombre vestido de azul
barre palomas, y una mujer
sin prisa
empuja su maleta
más allá de las grúas.

Un sol gastado
pule los rieles.
El patio huele a petróleo
y a fierros
mordidos por el moho.

El mediodía crece detrás de las puertas.

‘La lontanaza, sai, è come il vento…’

El mundo es una despierta geometría
donde retumban las máquinas
y gritan los hombres
trasladando la carga;
el asfalto roe oscuros zapatos,
y sobre un muro de cajones
navegan números mudos.

¿Que no te gustan los puertos?
Tendrías que mudar el ojo
y el sueño
y escarbar en tu propio silencio.

¿Qué no puedes ver el mar?
Tendrías que adelantar el oído:
las aguas tiemblan en secreto.

¿Que ni el cielo asoma desde arriba?
Destierra de tu frente
el mito que anochece tus párpados.

Las sombras pisan los objetos
con leve pie transitorio.
Un agujero de humo
y una torre
rondan un ave imprecisa.
Una casa ensangrentada se abalanza
sobre la calle escorada,
pero en su verja amarilla
juegan las palomas
con sus ojos
de amapolas diminutas.

Las ventanas se encaraman sobre el cerro,
solidarias, para no caer:
ocultan la siesta
entre blandas redes blancas.

La brisa se detuvo a las cinco
y el sol calcina la ropa en los alambres
para arder su sueño en las cornisas.

Enmudecen los motores en el puerto.

Arriba, un viejo ascensor
se enreda entre los pinos.

¿Que ya no quieres marcharte?

miércoles, 20 de febrero de 2013

MI ERA DE SPACE INVADERS. Laura Martínez






Braudel habló, y determinó aquella vez la gravidez del tiempo. Uno, dos y tres. Los compara con la vida de un volcán y con el proceso paritorio de cualquier fémina. Lo mide en corto, largo y medio. Con distancia y tamaño. Yo sólo mido el tiempo con relojes, con sus tic-tases. Influencia más directa y cotidiana. Cotidiana como el típico bar 'Manolo' español, tan guarro y pegajoso, donde te sirven pinchos de tortilla para que acompañes al desaliento. Eso no nos hace tan sofisticados como a los franceses. Ellos sí entienden el tiempo, el de Braudel, sin los tic-tases y los pinchos. Ellos se guían temporalmente con baguettes y croissants, o con crêpes bañados en sirope de arce. Al fin y al cabo, da lo mismo. Todo da lo mismo. Cada cual con sus cosas y cada yo agarrado de su doble. Porque todo depende del día y de si escucho los tic-tases o no. 1991, 1998, 2012. Uno, dos, tres. Nos encontramos con el tiempo de abismos y jaurías. Hasta que aguante el cuerpo. O hasta que resucite el anticuerpo de la superestructura, o la infraestructura, o la supermujer. La que no encuentre romántica la neblina en el paseo del canal St. Martin. La que no derrita su dignidad diciendo ne me quitte pas. La que muerda carne y, sin sentirla tierna, se manche los dientes de sangre. Algo así como un neutro. Ojalá fuera yo un neutro. No me afectarían los tic-tases o el corto, largo y medio de Braudel. No sentiría la ausencia de tus ganas. Ganas o desganas, ya no sé. Ya no pienso. Ya creo que me he transformado. Ya soy, ya soy. Soy un neutro devorando un pincho de tortilla.

martes, 19 de febrero de 2013

Huidas. Margarita García Alonso

No me he hecho, me han hecho
Goethe


Huí de lo que representaba esfuerzo y sobre todo
de la ventana donde vi pasar a Madame Bovary,
al perro, al descendiente de vikingo
con el pelo rojizo en las axilas.

Huí del óleo que latiga mi vientre,
envenena las manos y salta a los muebles,
se enmaraña en mi pelo como una legión de enemigos.

Huí del aguarrás que come iris, vista, desvelo
Huí de la cola de conejo que seca, mata, e impone
esta imagen de drogada que deambula
hasta el estante de cigarrillos negros.

Huí de la palabra que doma,
del frasco en que piensa la gente,
del murmullo que desmiembra si mi nombre
no aparece en la sección de conocidos locales,
autorizados o negados poetas que chocan dientes
en el interior de pequeños envases
donde depositan la herencia.

Huí del campo donde jamás asenté cabeza
en noche silenciosa, sin grillo, luna,
huí de donde perdí el gusto por la charla,
enfundada en botas de cuero rústico, enlodadas
por la marcha en el bosque, vi el reflejo
de todo lo que vendrá al humano.
Huí del barranco en el que solía ser
Mer de la Manche sin interesarme
el último estreno.
Huí de mi apego a rumiar pasiones despiadadas,
huí de mi madre que cuenta el pulso,
desde la sombra me retiene en muchacha.

Huí de mi hija,
huí pavorosa arrastrando el mantel,
la alivié de mi inútil presencia
con mi carreta desvencijada
por los viajes que no puedo hacer
a cierta isla, y los largos inviernos.

Huí de las cajas repletas de cartas,
veinte años de exilio en sobres amarillos,
sellos de mariposas de un país que encierra
al Hombre en un friso que nunca acaba.

Huí del indolente, del acuchillador
con la herida redonda del ombligo
la tripa colgando, enredándose en los caminos.

Huí del pasajero incierto que toma vino
en la despedida aclaré que no hago promesas.

Huí de mí que era la muerte y la escasez de recursos.
No existe aún una sola razón para quedarme.




Margarita García Alonso (Matanzas, Cuba). Periodista, poeta y artista visual.
Licenciada en periodismo de la Universidad de la Habana. Máster en Industrias gráficas- creación, paginación y vídeos en Fodeno, Francia. Ha publicado los poemarios Sustos de muchacha, (Ediciones Vigía, 1988), Cuaderno del Moro, (Editora Letras Cubanas, 1990). Maldicionario, Mar de la Mancha, L’aiguille dans la pomme, La costurera de Malasaña, y Cuaderno de la herborista en Editions Hoy no he visto el paraíso, donde publica, además, el primer libro ilustrado sobre la obra de José Lezama Lima: Lezamillos habitados; las novelas para niños: Garganta, y Señorita No y señora sí;  las novelas: Amarar, (también publicada en Ediciones El barco ebrio, 2012.) y La pasión de la reina era más grande que el cuadro, 2012.
Ha obtenido numerosos premios como pintora y otros tantos en concursos literarios. Laureada en la Taberna de poetas franceses, y publicada por Yvelinesédition, en Marzo 2006. Creadora de Editions Hoy no he visto el paraíso.
Reside desde 1992 en Francia. En Cuba fue directora del semanario cultural Yurumí y editora de Casa de las Américas.
Ha editado poemarios a David Lago González, Alberto Lauro, Sonia Díaz Corrales, Odette Alonso, Juan Carlos Recio, Pedro Assef, Maya Islas, Carlos Augusto Alfonso, Jesús Díaz y ensayos a Javier Guzmán Simón.

viernes, 15 de febrero de 2013

La Muralla. Manuel A. López



Decidí esconderme detrás de la muralla
compartíamos un pequeño espacio
desde donde ella amparaba los golpes
que intentaban llegar desde la tribuna.
Teníamos una relación poco honesta
sus abrazos hacían estruendos
al igual que sus palabras
decía quererme ante mis ojos
para luego criticar cada uno de mis versos.
También yo dije quererla
y más tarde la acribillé con acusaciones
…todas a sus espaldas…
La noche de los disturbios se marchó
cuando ya no podía soportar más alaridos
de aquél agitador que pretendía ser poeta.
Una humareda de licor brotaba de su aliento
como solía ser en verano primavera e invierno.
Desde su niñez había aprendido de su madre
que cada paso debía acompañarlo con rebeldía
y generosas dosis de alcohol.
A través de los años le perdoné más de una
pero esta noche en específico firmó su sentencia
al dejarme abandonado en la selva
justo en el preciso momento
que exigían un referí para calmar los lobos.


Manuel A. López (Cuba)
Nació en Morón, Cuba en 1969, y vive en Estados Unidos desde el 1980. Su poesía ha sido publicada por revistas como Arique, Baquiana, Contratiempo, La Peregrina Magazine, Linden Lane, y Ventana Abierta. Su primer libro de poesía, "Yo, el arquero aquel", fue publicado en el 2011, por Editorial Velámenes. En julio del 2012, se publicó digitalmente por TheWriteDeal un libro de cuentos cortos en inglés, titulado "Room at the Top".
En el 2006, abrió la Galería Zu; un lugar alternativo, que dio abrigo a pintores emergentes, y creo un espacio para la poesía. En el 2010, cerró la galería e inició “Project Zu”; un proyecto mayormente literario que se reunió mensualmente en la Alliance Francaise por dos años y luego en la Sociedad Dante Alighieri.

Esposa Querida. Patricia O. (Patokata)






Instant taken by Eduardo Martínez on September 2012 and included in the project The intimacy of the objects



La noche es una estrella en tu cucharilla. Mientras revuelvo el último café que tomaré junto a ti me asaltan los recuerdos, y te miro.
Estás tan bella bajo la luz de la luna, aun en esa actitud de abandono en la que te han dejado las pastillas que disimuladamente puse en tu pocillo, aún tus ojos brillan con la preciosa vida que se escapa de tu cuerpo poco a poco.
No temas esposa querida, detrás de ti iré yo...me encontrarás a mí y no a él del otro lado.

Setiembre 2011
Patricia O. (Patokata)

Patricia O. (Patokata) es Patricia K. Olivera. Vive en Montevideo-Uruguay.  Todas sus obras giran en torno a alguno de estos subgéneros: erótismo, fantasía, terror y ciencia ficción. No tiene libros propios publicados pero ha participado en dos libros editados por La Esfera Cultural: "Aquella otra Navidad" (2011) e "Historias de Portería" (2012). También en las antologías de Relatos Románticos "Pasión de Navidad" del Club de las Escritoras (2012), "150 Rosas", Romántica Adulta de Editorial Divalentis (2013) y "Me Desordenas, Amor", Antología Erótica resultante del Concurso Erótico Karma Sensual 8, donde quedó entre los 12 finalistas (2013).También en las Antologías Poéticas "Yo soy Mujer", de Mujeres Poetas Internacional (2011) y Primera Antología de Encuentros Literarios Internacional ELILUC (2012). Publica textos de su autoría en los blogs que administra y en aquellos en los que participa. Ha colaborado en distintas revistas literarias de la red de distintas partes del mundo como Delirium Tremens, Agora, La Ira de Morfeo, Pluma y Tintero, entre otras. Colabora con frecuencia en Revista Digital miNatura de lo Breve y lo Fantástico, Palabras- Revista Literaria y El Descensor. Aquí puedes leer más textos de su autoría, descubrir su veta poética en Mis Musas Locas, o leer sus historias eróticas en este blog.

Rubén Rodríguez Sedano


lunes, 11 de febrero de 2013

Síndrome de Estocolmo. Carlos León Collantes



Lo único que puedo hacer bien es escribir, es lo único por lo que estoy orgulloso, al resto solo le sonrío y espero que todo pierda peso para poder arrastrarlo con más facilidad, avanzar es solo un decir. Pasar desapercibido, así es como vivo, correr al siguiente punto, colocar un monigote y mantenerse escondido, esa es la tregua que tengo conmigo mismo. Solo empeño mi futuro pensando que un día podré vivir de lo que me gusta hacer. Mentir es empeñar el futuro, yo no quiero mentir, entonces empeño la verdad con la esperanza de recuperarla algún día, por eso no soy dueño de mí, yo le pertenezco a las mentiras. Por eso a veces no puedo llorar porque necesitaría de más tiempo. Tengo otro pendiente conmigo, el viaje que ya lleva esperando casi tres años, y no es solo por diversión, es salud, es como estar debajo del agua siempre, a veces te ahogas, te desesperas, pero nunca te mueres. No hay que morir todavía, es lo que pienso frecuentemente. Uno no puedo darse cuenta que está loco, aún hay cosas por hacer. Solo me queda seguir.

martes, 5 de febrero de 2013

Fuerza del Mercurio. Amancio De Lier

Involucrarnos en la hierba,
el cielo tantos años.
escribo lo que significan tus manos
no he de acabar nunca,
caminos enumerarlos
no importa si esto terminará en locura.
una noche todo cambia
y empiezo a caminar.
hora de mi atrapado empeño,
entonces andamos dispersos,
donde mi ventana es lo expuesto;
donde mi electrónica
reconoce la transmisión de la ciudad.





Amancio De Lier 
Magdalena de Kino, Sonora. (México). Referente actual de la familia literaria De León Torres. Ha participado en actividades de la primera expo-libros UES 2012.
-Marzo/2012 ganador en Madrid, España del certamen poético Cuba con el dolor en el corazón.
-Junio/2012 ganador de los IV Juegos Florales "Paulina Cazares García".
-Septiembre/2012 seleccionado para formar parte de la antología, en el certamen internacional Continuidad de las Voces 2012. Buenos Aires- Argentina.
-Enero./2013. Aparece en el suplemento 16 de la revista de literatura Groenlandia; en Córdoba, España.


sábado, 2 de febrero de 2013

I kill Mickey. El Super.



Desde 1995 podemos disfrutar del estilo personal de este artista urbano, que deja su impronta en cada una de sus obras, provocando una reacción inevitable en el espectador, no dejándolo indiferente.

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