miércoles, 22 de diciembre de 2010

Un lugar para enterrar extraños. Tinta. Maximiliano Spreaf

Teñidas las mechas rubias
Entre las piernas, un candado
Floja, grasienta, lechosa
La piel entre los harapos.

Agua hirviendo en una olla,
El niño tiembla llorando
Gimen sus hermanas, putas,
Desiertos de finos labios.

Con las manos no se come.
Ni se tocan entre ellas
Desconocen sus olores
Pronto! Al niño degüellan!

Son partes, pedazos, niebla
Calzados negros y mugre
Perfiles sin muchos brios
Y es costra lo que los cubre.

Itou Kouichi

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Imágenes poéticas contundentes!Fuerte contenido! Impacta!!! Thel

Anónimo dijo...

de putas de locas y gemidos noches de pasión y puro sexo.
saciar la necesidad de terminar con la leche que te quema la cabeza y punta de un pene
niños que suplican atención y sufren
niños con miedo ante un futuro incierto
costras que son escorias
...y una lechuza que te da una sensación de miedo y una mirada que te persigue con sus ojos grandes, y esa maldición de mala suerte que dicen los dichos sobre las lechuzas

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